Hojeando el magnífico Dungeon Crawl Classics RPG me topé ayer con esta maravillosa ilustracion de S. Poag. Se dirán, no sin falta de cierta razón, ¿y qué ha visto el locuelo de Steinkel de especial en este dibujo, más bien sencillote e incluso cutre? Pues muy sencillo: la impresión ilustrada certera de lo que es el auténtico espíritu dungeon crawler de la vieja escuela. Es decir, una pandilla de desalmados aventureros que se adentran en cualquier agujero perdido, ruina o catacumba ávidos de riquezas y poder, matando a todo lo que se cruce en su camino, saqueando sin piedad, violando si se da la ocasión, interrogando a los infortunados supervivientes, profanando tumbas y templos y pasando a cuchillo a todo quisque que se pusiera por delante. Y esta ilustración representa esto que digo, tan usual en muchos grupos de juego primigenios, de manera certera. Sí, esos tipos que vemos en el dibujo de Poag, con gestos hoscos y violentos, sádicos y decididos, son los buenos, ¡sí, diántre, son nuestros personajes aventureros! Se les ve rapiñando el tesoros de los pobres bichos muertos y mutilados, sacándo sus ojos como trofeos (en nuestro grupo cortábamos las orejas o sacábamos dientes de todo bicho moribundo al estilo Platoon), restañando sus heridas y comprobando la calidad de las armas de los enemigos abatidos. Es sencillamente magnífica, y nuestro grupo de la Marca, tal y como recordamos nuestros inicios dungeoneros, se ve reflejado en ella.
Y es que éramos unos malos bichos, saqueadores de tumbas implacables, que no dudábamos ni retrocedíamos ante nada, quemando y rapiñando propiedas de todo aquel que se nos enfrentaba. Incluso en una ocasión llegamos a envenenar las fuentes de agua de un pueblo, del que se abastecían para beber, matando a centenares de habitantes. Hemos levantado hordas de muertos vivientes para servirnos de carnaza descubre trampas, aterrorizar al personal y vigilar nuestras guaridas. Hemos secuestrado, violado (a mujeres y hombres), violentado, asesinado a sangre fría, traicionado, vilipendiado, engañado sin freno con tal de alcanzar nuestro propósitos. Hemos quemado y arrasado campos cultivados, cubriéndolos con sal, practicado el canibalismo y convocado horribles monstruos, demonios, bichos del más allá y criaturas innombrables; y hemos propagado enfermedades, pestes y maldiciones terribles. Y todo ello por conseguir oro, riquezas y poder, ¡más poder!
Eramos malos, malos, más malos que la quina. ¡Y cómo lo pasábamos!… es que ser caótico es lo mejor y más divertido.
El día a día de un grupo de aventureros, vamos :D.
hay… que recuerdos de mis primeras aventuras jugando a stormbringer…. con ésos sacrificios para invocar demonios.
Pang Tang debe estar muy bonita ahora en verano….
A nosotros se nos iluminaron los ojos cuando leyendo el experto del D&D de Metzner descubrimos la posiblidad de convertirse en Avenger (antipaladin vamos) a partir de nivel 9. ¡Cuantas maldades a cometer!
Dannn – ¡Si señor el Stormbringer!. En ese juego aunque no quisieras acababas gritando siempre ¡Sangre y Almas para mi Señor Arioco!
que buena la ilustración 😀
Nosotros les extirpábamos el esfinter y se lo poníamos en el dedo a modo de anillo ¿alguien puede superar eso?.
Otra cosa tal vez no, pero dedicación le poníais…
Tras leer los dos últimos párrafos no tengo muy claro si jugabais a ser personajes de un mundo fantástico o directores de banco…
Jajajaja, mis sobrinos, en una partida de La marca del este, hace unos meses, después de matar a unos orcos, se dedicaron a descuartizarlos, piel por un lado, huesos por otro, asaron y se comieron parte de la carne y luego metieron los huesos y pieles en mochilas, por si luego los usaban para algo… ¿para qué pretendían usarlos?
Jajaja, así que la historia se repite, generación tras generación.
Básicamente la razón principal por la que yo me parto de risa cuando la gente pone el grito en el cielo por los rituales de Carcosa 😀
Lo mejor de todo es que muchos de lo que ponen el grito al cielo eran los antaño se cargaban hasta al apuntador porque les miraba mal XD La ilustración es genial, lo del cutre-mago con las pinzas arrancando ojos es lo más. ¡Madre mía, que recuerdos! ¡Con 14 años eramos peores que Atila!
Sí, pero recuerda que nosotros siempre éramos legales y nunca dimos rienda suelta a ese nivel de destrucción. Sólo matábamos a los malos xD
True Story, que diría el otro. Por qué ahora nos cortamos más de hacer estas burradas?