Seguimos con nuestra historia, pequeña intrahistoria más bien…
Rememoraba yo aquel primer verano de juegos de rol, gracias a mi cargamento de material en inglés, importado de la verde Irlanda.
Bueno, como todo lo que vale la pena, las plácidas jornadas estivales llegan a su fin, y uno debe volver al colegio. Como dije, una vez acabado mi periplo extranjero, regresé al internado en Madrid. 
Allí estuve todo el bachillerato, incluyendo COU. Se aprovechaba los fines de semana para salir por Madrid, y poder comprar material, entre otros muchos divertimentos propios de la época, como hincharnos a leche de pantera en el Chapandaz, en la zona de los bajos de Argüelles y Moncloa, que era el territorio de caza de los alumnos internos del SEK El Castillo por aquellos años de juventud.
Recuerdo una tiendecita al lado de los famosos bajos llamada Naipe, que fue de los primeros comercios en Madrid, hasta donde yo sé, que tenían catálogo de juegos de rol, aunque ciertamente reducido. Allí precisamente compré la caja de Dalmau y los pocos módulos que se editaron en castellano y que todos ustedes conocen. Tristemente, en los avatares de mis años mozos de internado, extravié mi caja de Dalmau, no así los módulos, que aún conservo. 

Recuerdo jugar mucho en aquellos años, incluso formamos un grupo de juego para los recreos en donde, fíjense ustedes, se apuntaron hasta algunos profesores, interesados por el tema. Tanto es así, que se amplió nuestro repertorio de juegos, y pude adquirir RuneQuest en inglés, Twilight 2000 y el Marvel Super Heroes de TSR, el basic set y el advanced. Jugamos a todos ellos, especialmente a Twilight 2000 y su aventura mítica, The Black Madonna (la mayoría de este material lo compré en Arte 9 de la calle Cruz, que no sé si hoy seguirá allí). Aunque nuestro juego de cabecera era, ayer tal como hoy, D&D. Y es curioso, porque a pesar de que ya durante principios de los 90 se comenzaba a ver cosas de MERP y Rolemaster, jamás me interesaron.

Entonces, yo alternaba mi grupo de juego en el internado con mi grupo de amigos de toda la vida, en Lorca. Al regresar a casa por vacaciones, siempre teníamos tiempo para echar un rato jugando al rol. Me gustaría apuntar que, tanto en Madrid como en Lorca, nuestra prioridad no era, ni mucho menos, jugar a rol, sino más bien salir de juerga por ahí, beber cerveza jugando al duro y ligar con las gachís. Un día típico nuestro en Lorca sería echar un rato por la tarde después de comer jugando y al anochecer irnos de marcha por ahí, y muchas veces pasábamos directamente de jugar y nos liábamos ya de buena tarde en las recreativas y las tabernas de la zona. En verdad, nunca hemos entrado en el arquetipo de friki, y realmente no nos gusta esta etiqueta, pues nunca pensamos que jugar a rol fuera algo extraño que nos convirtiera en seres especiales, más bien lo teníamos como un divertido pasatiempo y poco más. Nos gustaba jugar al fútbol, los ciclomotores trucados y las zagalas guapas.
Los 90 fueron años gloriosos de juego y fiesta, y darán para alguna entrada más en esta pequeña serie de posts nostálgicos.
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