Recordarán mi famosa teoría de los valientes 400 mecenas, aquellos que sostenían la inmensa mayoría de los proyectos de juegos de rol financiados mediante crowdfunding. Esta hipótesis particular, enteramente personal, ha sido refrendada por unos, criticada por otros (con mayor o menor fortuna, si bien la única crítica contrastada y veraz fue aquella que provino del señor Verion, del colectivo de Espada Negra, aunque no he podido o sabido conservar el enlace apropiado), y bastante comentada por unos y otros. 
El caso es que, de un tiempo a esta parte, se han venido sucediendo muy diversas campañas de mecenazgo, que me gustaría comentar con ustedes, de tal manera que podamos seguir investigando estos interesantes procesos, pues incluso puede que resulte de alguna utilidad a otros compañeros.

Vamos a recapitular algunos datos, recogidos de un buen puñado de campañas, en muchas de las cuales hemos participado como mecenas: 

  • Fading Suns: 271 mecenas, unos 17.000 euros conseguidos. Campaña lanzada en Verkami. 
  • Jerhest: 318 mecenas, 11.398 euros. Campaña lanzada en Verkami. 
  • Icons: 196 mecenas, con 5.418 euros. Campaña lanzada en Verkami. 
  • Ryuutama: 352 mecenas, 8.452 euros. Campaña lanzada en Verkami. 
  • CdB Engine: 291 mecenas, 18.279 euros. Campaña lanzada en Verkami. 
  • Expedición a la Tierra Hueca: 166 mecenas, 6.325 euros. Campaña lanzada en Verkami. 
  • Skjaldborg: 332 mecenas, 13.173 euros. Campaña lanzada en Verkami. 
  • Xanagenis: 209 mecenas, 4.981 euros. Campaña lanzada en Verkami. 
  • La Sombra del Rey Demonio: 140 mecenas, 7.658 euros. Campaña lanzada en Kickstarter. 
  • El Hombre Abstracto: 157 mecenas, 2.387 dólares. Campaña lanzada desde la propia plataforma de la editora, HT Publishers. 
  • Savage Worlds: Unos 380 mecenas, y más de 9.000 euros. Campaña lanzada desde la propia plataforma de la editora, HT Publishers. 
Aparte de los citados hasta ahora, durante este último año, otros juegos han intentando financiarse usando la fórmula del mecenazgo, no consiguiendo sus objetivos. Y otros han rebasado con mucho los números anteriormente recogidos, como el mecenazgo de Nosolorol, desde su propia plataforma, para la edición de aniversario de Hombre Lobo, con casi 1.000 mecenas y casi 128.000 euros. Destacar también el mecenazgo de Vampiro: Edad Oscura, con otros tantos mecenas, unos 1.000, y casi 138.000 euros. 
Si sumamos todos los mecenas y los dividimos por las campañas aquí recogidas, sin reflejar aquellas que no han logrado alcanzar sus objetivos (aunque contaban con mecenas o patrones dispuestos, empero en número reducido, en cuyo caso la media se desplomaría de manera más notoria), obtenemos una cifra de 370 patrones o mecenas, más correctamente, 370,15 participantes de media. No vamos a proceder de manera análoga para obtener la media del dinero obtenido, porque las diferencias en cuanto a concepto de cada juego son bien diversas y nos podrían llevar a error. 
Hay dos cosas que me resultan llamativas. Por un lado el poco dinero cosechado, comparativamente, por juegos de contrastada trayectoria, licencias de cierto renombre, como son Expedición a la Tierra Hueca y La Sombra del Rey Demonio. Es particularmente interesante, pues una y otra campaña se produjeron respectivamente en dos plataformas, Verkami y Kickstarter. Consiguiendo menos participantes en la segunda campaña, para La Sombra del Rey Demonio, aunque más dinero. 
También me gustaría señalar que esta circunstancia particular, que afecta a estos dos títulos, se ha producido en una aparente contracción de las cifras cosechadas de manera general, con más proyectos abandonados por el camino, que no me voy a detener en nombrar, pues quizás vuelvan a la palestra más adelante. Aunque esto último quizás sea fruto de un aumento de la cantidad de proyectos a financiar, con circunstancias muy dispares, lo que puede aumentar las posibilidades de fracaso, aparte de la propia entidad del juego y las habilidades de sus promotores para afianzar la idea y el proyecto como un todo. 
También es interesante la tendencia que se viene observando a lanzar los proyectos desde una plataforma propia. Aun no dispongo de suficientes datos para hablar con propiedad, pero me atrevería a aventurar que algunos proyectos habrían tenido un éxito considerablemente mayor si hubieran aparecido en plataformas consolidadas, éxito en cifras que compensaría el cierto menoscabo al montante total recogido que viene a imponer la comisión que se debe abonar a dichas plataformas, una vez concluida la campaña. No debemos desdeñar la visibilidad aumentada que supone impulsar un proyecto desde una web profesional al uso, con cifras de visitas millonarias, y con iniciativas similares que pueden coadyuvar a aumentar nuestros números. Siempre que se proceda de manera adecuada, obviamente. 
Algo más complejo de demostrar, pero que puede intuirse a poco que hayamos participado en algunas campañas y podamos ojear los listados de participantes, es que muchos nombres se repiten de unos juegos a otros, muchos más de los que podamos imaginar. Evidentemente, existirá un grupo de patrones o mecenas fluctuantes, esporádicos u ocasionales, pero no podemos desdeñar aquellos cientos de fieles que, si bien no en todas, aparecen en muchas de las más sonadas campañas de los últimos meses y años, de forma reiterada. Luego hay otros participantes muy específicos, que sólo suman sus esfuerzos a un único y muy particular proyecto.
Me atrevería a decir, que los potenciales mecenas, en conjunto, no suman más de 1.500 individuos, siendo la media de participación la adelantada por nosotros líneas más arriba, en torno a los 400. De no equivocarme, y pueden corregirme aquellos que dispongan de datos contrastados y fiables (y lo agradeceríamos, con tal de obtener los datos más fidedignos y precisos posibles), la tirada media de un manual de rol en España ronda los 1.000 ejemplares.
Con estos números, si acumulamos una determinada cantidad de proyectos a financiar, en un periodo de tiempo determinado, es natural que las cifras se resientan. A más proyectos, menos dinero a repartir desde un número determinado de posibles contribuyentes. Es la ley de la oferta y la demanda. Si a eso sumamos unos catálogos en constante aumento, títulos y títulos publicados por las editoras profesionales del ramo, el asunto se torna aún más peligroso, aunque bueno, quizás “peligroso” no sea la palabra adecuada, digamos delicado. Quiero decir, hay que trabajar más aún para presentar un proyecto redondo y definido, más atractivo. Pues creo que estamos en un escenario de crecimiento en horizontal, sin un aumento significativo de la demanda, circunstancia que gravará primero, es decir, afectará especialmente a los proyectos presentados mediante campañas de mecenazgo, si bien no a todos ellos de manera plausible. O sí, pues bien podría ser que determinados juegos hubieran o fueran a cosechar unos números más magros de existir menor competencia.
Lo que vengo a decir, ya recapitulando, es que todo este asunto de los mecenazgos sigue siendo muy complicado, y lo será aún más en el futuro. Las cifras son exiguas, el beneficio nulo y los peligros evidentes. Si antes era complejo, ahora se está tornando aún más peliagudo, siempre en mi modesta opinión, todo sea dicho, que no vale un ardite, según para quien.

Pero no se preocupen, si quieren exorcizar sus miedos, y afrontar con seguridad políticamente correcta, ufana y dicharachera, lo que está por venir, sólo tienen que presentarse ante el espejo del escusado y susurrar, en un quedo, por tres veces, aquello de: edad dorada, edad dorada… ¡Edad dorada! 

 Ya está.
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