Bueno, ahora que ya puedo confirmar que La Isla Misteriosa ha entrado en imprenta, me gustaría puntualizar un par de cosas sobre la misma, antes de que llegue a las tiendas. 
Como saben, La Isla Misteriosa es una aventura de la línea Clásicos de la Marca, diseñada tomando como ejemplo las aventuras clásicas de género, propias del juego de rol de fantasía por antonomasia. Hemos elegido el color morado para su portada como homenaje al mítico módulo de Tom Moldvay, La Ciudad Perdida, cuya portada pueden ver sobre estas líneas. En realidad, poco tienen que ver la una con la otra, pues la obra de Moldvay tiene lugar en mitad de un desierto, dentro de una pirámide sepultada por las arenas, y nuestra aventura se emplaza en una remota y exuberante isla selvática. Aunque en esencia son muy parecidas, salvando las distancias. Y digo esto porque La Ciudad Perdida incluía referencias para expandir la aventura, introduciendo toda una ciudad subterránea, más allá de la pirámide, que el Dungeon Master podía poblar a su antojo, acrecentando la experiencia de juego. Si bien la primera parte de la aventura es un dungeon convencional, aunque magníficamente diseñado, La Ciudad Perdida es un sandbox en potencia, concepto tan propio de estos primeros avatares del hobby. Y es aquí donde ambas aventuras se tocan, pues aunque La Isla Misteriosa tiene unos pocos elementos tradicionales de exploración de espacios confinados, es fundamentalmente un sandbox. Es decir, ofrecemos al narrador toda una localización, con algunos lugares para introducir encuentros y situaciones, más o menos equilibrados, con una pequeña historia de trasfondo, como la que tenía La Ciudad Perdida, para que los directores de juego puedan ampliar la aventura, el entorno de juego más bien, y completarla a su gusto. Todos los encuentros presentes no deben acometerse en un orden establecido, y realmente no hay un final o conclusión evidente. Incluso hay algunos encuentros que, intencionadamente, hemos dejado algo abiertos, tal como ocurría en La Ciudad Perdida. Cuando puedan jugarla, descubrirán que Nomalanga es casi como el Zargón de la aventura de Moldvay, que apenas está esbozado, os sabemos nada más allá de lo que descubrimos. Es más, ni siquiera hemos completado este encuentro, aunque si figuran los stats del mismo, no su tesoro y otras cosas. Es decir, un sandbox precisa del trabajo de narrador para completarse y adecuarse a los gustos de cada grupo de jugadores, desde la base que proporcionamos, limitada por el espacio de 32 páginas que podemos incluir en esta línea de Clásicos de la Marca.
En fin, y recapitulando, es nuestra intención introducir diverso tipos de aventura en esta línea, desde la clásica exploración de mazmorras que es La Cripta de Uztum, hasta un sandbox en exteriores que es La Isla Misteriosa. En la siguiente aventura, El Orbe de Amonhotep, volveremos a los espacios confinados, pero de un forma peculiar, y con elementos interesantes y peculiares. Y quién saben que otras propuestas tendrán cabida en esta línea.
Share This