A estas alturas de la película, muchos de ustedes habrán escuchado o leído algo sobre Torchbearer. Como saben, este juego consiguió editarse gracias a una exitosa campaña de mecenazgo (en un sólo día, creo recordar), construido en base a una variación del sistema de juego ya empleado en The Burning Wheel o Mouse Guard (editado este último en España por nuestros amigos de Holocubierta). 
En realidad, es el enésimo juego de fantasía, con algunos elementos interesantes heredados y otros creados ex profeso. Destaca el proceso de creación de personajes, en el que tenemos que especificar parte del pasado de nuestro personaje, que a su vez condiciona su situación actual. Además tenemos también lo que el juego clasifica como beliefs, insticts y traits, que definen, en cierto modo, el código moral de nuestro personaje y cómo reacciona ante determinadas situaciones. Se supone que debemos elegir una frase que caracteriza cada uno de estos conceptos, un poco como los aspectos de FATE, salvando las distancias. En fin, las clases que podemos escoger son las típicas: dwarf adventurer, elf ranger, halfling burglar o un humano clérigo, mago o guerrero. La inclusión de estas clases separa a Torchbearer de The Burning Wheel, y es un detalle que me gusta, pues no en balde me siento más cómodo con ellas.
Otra cosa interesante del juego es cómo se gestiona el equipo inicial, que no se compra realmente, sino que podemos llevar el que deseemos siempre que tengamos sitio. El manual nos explica cuánto espacio tenemos disponible según cada situación y clase de personaje. También resulta interesante que el juego se divide en fases: aventura, campamento y ciudad. Cada una de estas fases gestiona el tiempo de manera diversa. Aunque en el juego se nos dice que debe predominar la exploración sobre todo lo demás, será inevitable enfrentarnos con las armas a monstruos y otros criaturas. Pues bien, el juego emplea el conocido sistema de «pool» de dados, considerando un éxito un resultado de cuatro o más en el dado en cada dado y un fracaso la tirada por debajo de tres. Además, el director de juego puede añadir elementos imprevistos o «twists» que pueden aderezar los combates y darles algo más de color. Incluso, para resolver algunos de estos twists, los más complejos, se nos ofrece un sistema de resolución del tipo piedra-papel-tijera. 
Aparte de esto, hay más cosas en el juego, incluyendo tablas para generar localizaciones, listas de conjuros y equipo, bestiario, una aventura y más cosas. Ah, con este libro sólo podremos jugar nuestros personajes hasta nivel 5º.
Después de nuestra pequeña introducción, donde grosso modo hemos intentado dar una visión muy general del juego, vamos a verlo en fotos:
Portada y contraportada, con una ilustración de Peter Mullen.

Lo comparamos con el Player’s Handbook de quinta edición D&D.

Tabla de contenidos completa.

E introducción.

El sistema de «pool» de dados explicado de forma gráfica.

Y bueno, algunos ejemplos del interior, de cada uno de sus capítulos.

Al inicio de cada sección nos encontramos con una ilustración a toda página. Hay pocas de estas, las más son muy normales y no llaman la atención. La verdad es que el aspecto gráfico del libro me ha decepcionado un poco. Esperaba arte más especial, con sabor propio, y lo que tenemos no destaca especialmente. Además, la maquetación es sobria, demasiado, todo en blanco y negro a dos columnas de toda la vida.

Pocas criaturas cuentan con ilustración en el bestiario. Además son las de toda la vida. Poco que añadir en este aspecto.

La hoja de personaje.

En fin, se ha hablado mucho de este juego, y bien la mayor parte de las veces. Aunque creo que se ha exagerado un poco al respecto, porque si bien es cierto que estamos ante un juego correcto, tampoco es la panacea que algunos creen, o al menos a mí no me lo parece. Para empezar, sus mecánicas pueden resultar engorrosas o complicadas en ocasiones, algo que se aleja un tanto de la simplicidad de los libros o reglamentos que trata de emular, al menos en su ambiente. Como hemos dicho, el arte y diseño del juego es muy normalito, aunque esto puede resultar accesorio para muchos de ustedes. No me malinterpreten, Torchbearer es un juego elegante con cosas muy interesantes, heredadas del sistema de The Burning Wheel, que goza de cierto prestigio. Si les gusta éste último, o han disfrutado con Mouse Guard, entonces de seguro que les gustará Torchbearer
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