Les voy a contar una historia.
Hace ya algo más de un año, cuando me puse delante del ordenador dispuesto a comenzar a diseñar lo que con el tiempo se convertiría en Walküre, pensé en un reglamento basado en el conocido sistema d20. De hecho, comencé a escribirlo, completando docenas de páginas. Mi principal fuente de inspiración en aquellos días era Spycraft, en su segunda edición, con toques del Traveller clásico. Llegué a escribir el núcleo del sistema, escogiendo y describiendo después docenas de habilidades; incluso terminé las clases de personaje, con sus peculiaridades y características. Además, tenía un boceto de un rudimentario sistema de combate de naves estelares y vehículos. En aquellos momentos, todavía no había escrito una línea de la ambientación, aunque si tenía una idea clara de qué quería plasmar en la misma. Digamos que tenía en mente, a grandes trazos, el telón de fondo de Walküre, aunque éste iría modificándose sucintamente con el transcurrir de los meses.
Bueno, llegó un momento en el que me detuve para mirar todo en perspectiva, y comencé a pensar. Esto es algo bueno, recomendable: detenerse en pleno proceso creativo y analizar con criterio lo que uno está pergeñando, su utilidad y futuro. Fue entonces cuando me percaté de ello: lo que estaba haciendo carecía de chispa, no era original, no llamaba la atención, era un poco más de lo mismo. Sí, estaba anquilosado, no el sistema como tal, sino yo mismo. Soy un dinosaurio incapaz de ver nada más allá de un dado de veinte caras. No es algo de lo que me sienta avergonzado, más bien todo lo contrario. Aunque no esté bien visto hoy (ironía), soy un jugador de Dungeons & Dragons, institucionalizado (como me señalaría un personaje de «Cadena Perpetua»), llevo tanto tiempo con este juego que soy incapaz de entender otra cosa. Sí es verdad que he probado otros, más o menos tiempo, pero siempre vuelvo al juego de mis amores, en cualquiera de sus encarnaciones, versiones, clones o lo que se tercie. Soy un jugador de D&D, porque me gusta más que cualquier otro, y no hay más que añadir. En fin, sea como fuere, me dí cuenta que Walküre precisaba algo más adecuado a su carácter, como juego militar, simulacionista y realista (sin pasarnos, que no deja de ser un pasatiempo lúdico). Así, sin más, decidí dejarlo todo tal cual y dar un golpe de timón. Necesitaba algo más potente y versatil, diferente… Soy una persona que toma decisiones muy rápido, no sé si acertada o desacertadamente, eso otros lo valorarán.
En su día me involucré personalmente con el CdB, desde Tesoros de la Marca, algo antes de la calamitosa inundación. Había asistido a su nacimiento, y sobre todo a su distribución. Dispuse de algunos ejemplares, que todavía atesoro en mi colección personal, aunque nunca pude jugar. Sabía de su calidad por las críticas recibidas. Con este bagage, una vez tomé la decisión de aparcar el sistema d20 para Walküre, tuve la epifanía: un CdB con cambios sería perfecto para nuestro nuevo juego. Entonces me puse en contacto con Zonk, con la idea de proponerle la adaptación. Lo más sorprendente de todo es que él mismo ya estaba trabajando en un cambio de sistema, más bien una renovación del CdB original, cosa que facilitaba la introducción de cambios, algo que consensuamos entre ambos (no los cambios generales para el sistema completo, sino aquellos que más se adecuaban a Walküre, los que queríamos implementar en el mismo). Más tarde nacería el CdB Engine, que en parte articula el reglamento final de Walküre. Ahora que echo la vista atrás, aunque era consciente en su día, más por presentimiento que por preclara cognición, sé que la decisión fue correcta, y además me permitía saldar una cuenta que por amistad y lealtad tenía pendiente con Zonk. Pero como he dicho, en realidad, serán ustedes los que validen lo acertado de mis decisiones, de nuestras decisiones.
Pero sigo con la historia. Una vez decidido que emplearíamos el CdB Engine, me desentendí del tema (bueno, en propiedad, nos desentendimos del tema, Cristóbal y yo), consciente de que Zonk se encargaría de apurar el reglamento, que ya contaba con años de pruebas, toda vez que venía del CdB, aunque fuera necesario probar los cambios implementados, las novedades. Muchos meses de testeo vinieron después, y he de admitir que no participé en el mismo. Luego tocó insertar el reglamento en el libro, y llegados a este punto, como se pueden imaginar, me tocó leerlo, pero no con afán de asimilarlo, sino más bien corregir o depurar el texto para que el cambio de estilo no se notara demasiado. Cambiamos no pocas cosas, pero a efectos puramente estilísticos. No se me ocurriría cambiar nada del sistema, porque no lo dominaba entonces, como no lo domino hoy.
Sí, es ahora cuando tengo que admitir que no sé jugar a Walküre. Lo he leído, claro está, varias veces, pero más con afán de detectar erratas e inconsistencias estilísticas o gramaticales que con el ánimo de aprender a jugar. Alguien, quizás, se pueda sorprender de esta aparente dejadez mía, pero nada más lejos de la realidad, pues soy sólo un mero eslabón de la cadena humana que ha hecho posible este juego. Otro más cuerdo que yo, menos «institucionalizado», ha diseñado el sistema, y qué sistema. Yo sería incapaz, lo reconozco, la matemática me puede y no carezco de la paciencia. Todo lo veo desde la caverna, como un Platón demudado, posmoderno, que mirara el mundo desde el interior, oscuro, de un dungeon, complejo y laberíntico del que no puedo escapar, del que no quiero escapar. A veces siento envidia de todos mis compañeros, que puedo leer en las redes sociales, con sus anécdotas y partidas jugando a los más variopintos y extraños juegos. Envidio su capacidad para recrear personajes, su imaginación, su volubilidad teatral y ensimismamiento. Tantos juegos, de nombres extraños, sugerentes y molones. Y yo soy incapaz de entenderlos, de juzgarlos, desde mi cripta en el Dungeon, atestado de Dragones, terribles en enormidad y malevolencia. Con todo, me solazo en la tortura, ante mi incapacidad para disfrutar de la brillante modernidad actual, pues… ¿quién más indie que el creador incapaz de jugar a su juego?
Un poco más profundo el final y te tienes que marchar a Innsmouth xD
El sistema d20, en casi cualquiera de sus vertientes es una maravilla, en realidad es un sistema porcentual simplificado, con la adaptabilidad y variedad que eso ofrece. Pero, por supuesto, no es perfecto, y de hecho no es un sistema adecuado para muchos juegos. Hay juegos que necesitan su propio sistema, porque es lo que les da su sabor y naturaleza. Podrían hacerse con d20, sí, pero no serían "ese" juego.
Hay algo que no he terminado de comprender, y permíteme la pregunta, ¿entonces no has dirigido a tu propio juego? Que puedo comprender que no manejes el sistema en el mismo nivel de detalles que otros (incluido el propio creador, obviamente), pero un sistema u otro puede hacer que del mismo juego, algo totalmente diferente (y no estoy diciendo nada nuevo, claro está) y no conocerlo me parece sorprendente. O es que soy yo el equivocado al pensar que era "tu juego" cuando es más, digamos, "tu proyecto". Si no me explico dímelo, que últimamente no ando fino.
Un saludo.
No he dirigido Walküre, efectivamente.
Ampliando la contestación a Robe. Bueno, para eso está Zonk, para dirimir todo lo concerniente al reglamento. Creo que mi intervención en la concepción es la de un editor, a la vieja usanza.
Vale, vale. Ahora entiendo la entrada (y tu postura) mucho mejor. Muchas gracias por la aclaración Pedro.
Menuda sorpresa!!
Te insto a que cuando te "devirgues" con Walküre como jugador o máster nos cuentes tus impresiones en un buen post.
Por cierto… cuándo tienes pensado "estrenarte"? Este verano quizás?
Sinceramente… si de algo no se puede tachar a esta casa es de no ser sincera y trasparente.
Gracias por tu sinceridad Pedro.
Pues creo que fue una decisión muy acertada. El CdB es un sistema muy bueno y creo que le viene como anillo al dedo a Walküre. La verdad es que yo me había preguntado… ¿y pedro jugará al CdB? Yo que me lo imaginaba como un Dungeonero Neto… Por fin la incógnita desvelada XD
Como siempre, Pedro Gil va más allá en esto de la sinceridad y la transparencia… Me ha encantado esta entrada, de verdad.
No vale de mucho pero yo tampoco se jugar a Walküre ni a CdB. La aventura de “Morir…tal vez gritar” la dirigí a modo de juego de mesa usando las reglas de “D&D la aventura fantástica” y en Walküre estoy usando con las reglas de Mutantes en la Sombra (simplemente porque no he tenido tiempo de ponerme con las reglas y quería jugar ya). Lo siento Zonk, de verdad que aún no he tenido tiempo pero algún día de estos me pondré, lo prometo.
Muy buena la entrada. En mi mesa una y otra vez siempre vuelve el D20: D&D, AD&D, D&D 3.5, Pathfinder, La Marca (por supuesto) y ahora D&D 5ª, además, siempre es lo que reclama la mesa 🙂
Jajaja! a mi me pasa justo al reves… no puedo con el D&D!!
Se me atasca en la graganta ;-D
Pedro, ¿sabes cómo se llama a ésto que nos has contado?
Ser editor.
¡Os estáis profesionalizando! Estáis a un paso de la esperada Editorial de la Marca del Este.
Totalmente de acuerdo con Gatchan!
Al principio de la lectura del post sorprende mucho lo que cuentas pensando en ti (y en Cristobal) como en creadores/desarrolladores. Cuando llegas al final del post se observa ese cambio, ese nuevo prisma desde el que veis el juego… perfil de editor.
Como dice también Justo, me ha encantado la entrada. Ojalá vendáis muchos Walküre… tantos que tengáis que montar vuestro propio sello y vivir de esto. 😉
No veo nada malo en lo que dices, Pedro. Creo que fue una decisión acertada si pensaste que necesitabas que alguien se encargara del sistema mientras te centrabas en la ambientación.
Cada jugador tiene sus juegos y sus sistemas favoritos. Si el sistema con el que te encuentras a gusto es el d20, pues perfecto. Cuando yo empecé a jugar a rol, en el grupo nos encantaba probar juegos nuevos, con lo que siempre estoy abierto a probar sistemas nuevos.
Lo importante es disfrutar jugando. Y después de la paliza que os habéis dado para sacar adelante Walküre, te mereces disfrutar del juego 🙂
Aquí un hermano de armas dungeonero. Yo probablemente jamás dirigiré una partida de Walküre, entre otras cosas porque no soy DM en mi grupo y porque juego una vez al mes, con suerte, y ese día es D&D sí o sí. Pero ya te digo que el simple hecho de leer Walküre ya es todo un placer. De momento nos conformaremos con leer. Más adelante, tras suficiente lectura igual el "gusanillo" es tan grande que lo acabo dirigiendo. Pero mientras lo disfrutaré así. ;o)