Pero en fin, que retomo y comienzo la actividad bloguera de este nuevo año aprovechando para hacer una pequeña reseña sobre El Hobbit, ¡la película!, acontecimiento que nos devuelve a navidades como las de hace muchos años, como diez por lo menos.
Y para que sepáis a qué ateneros, os pongo en antecedentes: soy tolkieniano de toda la vida, de pura cepa, porque la obra de Tolkien me inspira de forma especial desde que era un tierno adolescente, y al igual que decía hace unas entradas Pedro sobre los chicos de La Marca, para mi también es Dios, en plural «megaestético» de eso. Pero se me olvidan los nombres enseguida, no canto canciones ni compongo poesía, mucho menos fanfiction ni otras porquerías, y he pensado innumerables veces en hacerme numerario de la Sociedad Tolkien (o como se llamen), pero siempre me he echado atrás porque al final siempre me han dado repelús. La adaptación al cine de El Señor de los Anillos, también por Jackson, me pareció una auténtica gozada, y si bien los cambios que realizó al autor a la historia para adecuarla al lenguaje del cine me parecieron acertados, como que fuese Arwen quien saliera al encuentro del Portador del Anillo en lugar de Glorfindel, sí que me parece un fallo garrafal no cuidar la prosa y dialéctica del libro, porque es donde está el meollo y el fuerte de Tolkien, ya que era lo que realmente le interesaba.
Dicho lo cual, no he visto la película hasta pasadas casi tres semanas de su estreno, lo que da cuenta de las reservas que tenía, tras un año de espeluznantes noticias sobre no haber dos sin tres y diseños de producción «coloristas» (por decir algo), a lo que se sumarían las críticas, no malas pero en absoluto buenas, que entre la crítica especializada ha ido cosechando, aunque el público la ha considerado bastante mejor; pero claro, entre el público están los fans a quienes la dosis les va a gustar sí o sí, y como hoy día «geek is the new sexy», tooodo el mundo es «fans» de la trilogía del anillo, es decir, las películas, que el libro es muy largo para leerlo. Claro que en mi caso, como tolkieniano de pro, pues la dosis es la dosis y tenía claro que habría muchas posibilidades de que me gustase.
Y con estas me he visto el «flim» de marras, con pobres espectativas, pero un gran anhelo de que en realidad estuviese bien. Y después de verla, tengo que decirlo: me ha gustado, me ha gustado muchísimo. Es una pedazo de película.
Desde luego no está exenta de problemas, los que le achacan los detractores de la crítica especializada, y más que desde su perspectiva tendenciosa no han sabido ver. Pero en absoluto desmerecen o dinamitan la película, para nada; sus méritos y la buena hechura la mantienen sólida como una roca.
El problema que todo el mundo ha detectado es que se vuelve cansina a ratos, cuando se hace excesivamente autoreferencial de la Tierra Media, y aún más, de la trilogía fílmica del anillo. Guiños que sobran, tan pesados que de la complicidad pasan a la vergüenza, dispersan la atención y en determinados instantes puntuales sí raletizan la historia en aburridas conversaciones, incluyendo la apabullante aparición de personajes de El Señor de los Anillos, la novela, que ni por asomo se mencionan el El Hobbit, también la novela.
El otro problema que los críticos especializados no parecen haber visto, porque a todos nos cuesta ver más allá de nuestra concepción del mundo, es la acción cinemática, tan fantasiosa que alcanza la categoría del ridículo, con una física propia de los dibujos animados del pato Lucas. Cabriolas en el aire, saltos estúpidos, caídas de cientos de metros, estructuras imposibles… El cine de acción actual se ha convertido en un esperpento ridículo que muchas veces acaba con la delicada realidad de una propuesta fantástica que tan difícil es de construir, cuando nos muestran imposibles descarados, echándolo todo a perder, imagino que en una especie de concesión de la industria a un público formado en la inmadurez y su hoy día ubicua obsesión por los dichosos videojuegos; no me extrañaría que cualquier día los más jovenes comiencen a sufrir accidentes porque sus cerebros, preparados para gestionarse en la física newtoniana, hayan cambiado esta por la de SuperMario. Hay varios ejemplos de esta lamentable práctica en la película, y con uno de ellos en particular se convierte en ridícula una referencia del libro, aquella de la lucha entre gigantes de la montaña como reflejo de la lucha entre dos tormentas, que podría haber sido grandiosa.
Hay otras partes de la película no presentes en el libro, o al menos no como escenas, como el prólogo, sí añaden positivamente, puesto que no son referenciales a la Trilogía del Anillo, y que son consideradas por la mencionada crítica como parte de los añadidos aburridos; en este caso pecan de pedantismo cinematográfico, imponiendo teorías sobre ritmos y cosas por el estilo a la intención del artista. Quizás no es lo suficientemente rápida y trepidante como para excitar los cerebros bombardeados de estímulos de la actual audiencia de la cultura de la imagen, pero los que leemos libros rellenamos otros ritmos con nuestra ejercitada imaginación, muchas gracias. Y es que el cine, que se lo da todo hecho a nuestro cerebro, es desgraciadamente el más pasivo de los medios de transmisión cultural.
En cualquier caso, si nos ponemos a quitar todo el cansino material autereferencial del que he hablado, eliminamos unos quince minutos de película. De ciento sesenta y seis.
Vamos, que la película es larga pero no se nota; está muy bien. La historia es la que ya conocemos, toda la emoción y el significado de cada parte están perféctamente entendidos y reflejados, y los actores, en especial Ian McKellen como Gandalf, Martin Freeman como Bilbo, y Richard Armitage como Throin, representando increiblemente la pesadumbre del personaje, son perfectos.
Me hace replantearme, al menos en parte, lo de haber pasado de dos a tres películas. No porque crea que Jackson haya hecho ese movimiento por necesidades expositivas, no; lo ha hecho por la pasta. Pero es su trabajo, y parece que lo ha hecho bien, y sí, dará para tres películas equilibradas y buenas. Ahora que… a ver todo lo que se le ocurre incluir. Mucho me temo que aún nos esperan unas cuantas escenas aburridas más. Y todos los personajes extra que saldrán… Porque en esta primera los cameos se hacen muy pesados, de verdad. El único salvable es todo el tiempo de pantalla que tiene el genial Radagast, pero que contrasta con la absoluta ausencia de Tom Bombadil en la Trilogía del Anillo. Por ello, estoy por apostar a que estos dos saldrán en la segunda película, de visita en la casa de Beorn… con Radagast, claro.
En definitiva, una inesperada sorpresa, y sobre todo, el haber sentido de nuevo las mismas sensaciones -el mundo, los diseños, la fotografía y la música de Howard Shore- agradables e inmensas que hace diez años, en un viaje inesperado de retorno a la Tierra Media.
"El otro problema que los críticos especializados no parecen a ver visto"
o
"El otro problema que los críticos especializados no parecen haber visto" ?
Hay más, bastantes más, estaría bien revisar el texto…
Muchas gracias por indicarlo, Ruferto; lo h escrito a las tantas, muerto de sueño, y peleándome con la conexión de internet que no me ha permitido colgarlo hasta esta mañana a destiempo. Una pesadilla… Como para no contener auténticas burradas. Ya está convenientemente revisado.
Las faltas de ortografía y el prejuicioso comentario sobre los videojuegos a mi ver desmerecen la crítica, que comparto en muchos puntos.
Los "dichosos videojuegos" son un medio mas de expresión y entretenimiento, al igual que los libros, radio o televisión. Y como pasa con todos ellos, cada uno tiene sus normas, lenguaje y maneras de hacer. Con el desprecio gratuito solo muestras el desconocimiento del medio y te pones a la altura del que desprecia los libros.
Las escenas de acción absurda con mucho movimiento están hechas para la proyección en 3D.
Lamento que mi comentario te haya parecido prejuicioso, pero es una valoración incorrecta, ya que no me les he referido ningún insulto gratuito, y en su lugar reflexiono sobre su influencia fagocitadora, porque hoy día todo está supeditado a ellos y se ve desde su óptica. Te recomiendo el segundo capítulo de la miniserie Dark Mirror para ver ua crítica estupenda del fenómeno.
También soy consumidor en exceso de videojuegos, por si piensas que soy alguna especie de fanático reaccionario amargado. Desde luego, y con todo el respeto, parece que te afecte especialmente que se haga algún tipo de crítica sobre el tema, cuando has saltado virulentamente a descalificarme, y de forma un poco irrespetuosa e hiriente con lo de la ortografía. Es sefuro que deba dedicar menos tiempo a los videojuegos y reinvertirlo en leer, para subsanar el problema. Bien es cierto que quizás no sea yo el único que lo sufra, y que debería dedicar menos tiempo a los que son un medio MÁS de expresión, para no cometer falta ortográfica ninguna. 😉
Gracias por la aclaración sobre el 3D. Tienes razón, y eso implica otra nefasta concesión adicional.
Mis disculpas por adelantado si te he resultado hiriente, y llevas razón en que te he juzgado de manera incorrecta y gratuita, pero sin intención de descalificar te lo aseguro.
La videojuego-fobia es que me toca la fibra sensible, no puedo evitarlo.
Coincido con la critica. Esta claro que si es una adaptacion de un libro siempre habra quien piense que no lo han adaptado bien, que no han sabido entender el libro, que esas escenas añadidas no merecen la pena y que las eliminadas eran la leche. Yo no soy tan fanatico de nada, y disfruto las cosas que hacen si es posible. Me ha encantado la pelicula, algunos cambios no los habria hecho, habria hecho algunas cosas de otra forma y hay algunos cambios respecto al libro ( como Radagast) que me gustan mucho.
En genral sali de la pelicula muy contento y aunque el ritmo sea un poco lento en ocasiones, no se me hizo nada larga.
Pr fin una crítica inteligente, mesurada y legible acerca de la película del Hobbit. Personalmente hubo muchas cosas que no me gustaron y si la disfruté fue por todo el tono, recuerdos y epicidad que tenía, además de la interpretación de algunos actores. Pero esos guiños de película española (torrente) continuamente a las películas del señor de los anillos… Menos mal que alguien es capaz de poner ambos argumentos en la balanza y, sin condescendencia hacia el "otro bando", dar una opinión
Enhorabuena 🙂
Yo estoy de acuerdo contigo punto por punto excepto en la conclusión. A mi los puntos flacos de la película me estropearon el resto y no puedo, como bien has apuntado, con la acción ridícula de caídas y saltos imposibles.
Me sorprende que haya tanta gente a la que le haya gustado, debo de estar volviéndome un friki insufrible.
Me ha gustado tu crítica, aunque para ser sinceros, no la comparto en absoluto.
A mi la película (También tolkeniano de pro sin ser de la "sociedad Tolkien, cómo tu) me ha parecido un bodrio, tal, que haciendo de tripas corazón, al ver la batalla de gigantes, ya no pude aguantar más y me fui del cine.
Por puntos, si hacemos un videojuego, hagámoslo, con niveles (o pantallas) cada uno con su boss y cada una más difícil que la anterior, ok. Si lo que hacemos, es una peli (una forma más de transmitir una narración o cuento) hagámosla bien, con inicio, nudo y desenlace. Si lo que hacemos es una serie, pues lo mismo, una historia básica, y en cada capítulo se inicio, nudo y desenlace con su "punto álgido" en forma de shock narrativo o clifthangger. Lo que nos cuenta el Hobbit, es apto para una serie con cinco o seis capítulos o un videojuego, con sus pantallas, no para una película.
En cuanto a los añadidos o referencias al ESDLA: ¿Porqué? ¿Acaso el Hobbit es una pre-cuela del ESDLA? Pues si lo es, que lo digan.
¿O a lo mejor es que lo han hecho para poder sacar más figuritas y merchandising?…
¿O por qué?
Y el Hobbit, aunque tenga un aire más infantil que ESDLA, no es un cuento infantil. Es un cuento de aventuras, simplón, vale, pero no infantil y a guiños infantiloides se han pasado. Creo yo acuciados para conseguir el NR-7, si les hubieran dado el NR-14, la empresa, se hunde…
En fin, lo dicho, es LA PEOR adaptación de un libro que he visto en mi vida. Y puedo asegurar que por motivos profesionales, he visto muchas, muuuuchas…