Pandemic es un juego de mesa aparecido en 2009 que desde hace un par de semanas, tiene enganchado completamente a nuestro grupo de juego. Lo que al principio resultaba un «juego más» para pasar la tarde ha resultado ser en realidad un complicado juego de los de pensar en el que cada turno cuenta como si fuese el último.

La historia pone a los jugadores como miembros del CDC en Atlanta en la situación de tener una pandemia que se está extendiendo por todo el mundo con diferentes mutaciones y sin saber muy bien por donde va a atacar cada vez. El objetivo es contener la pandemia logrando encontrar la cura a las cuatro mutaciones conocidas del virus.

Para ello los jugadores asumen distintos roles, cada uno con una o dos ventajas en tareas concretas. Deben cooperar para parar la pandemia, no habiendo ningún jugador «malo», sino que en cada turno y una vez finalizadas las acciones correspondientes, cada jugador debe sacar cartas de un mazo en el cual aparecen las distintas ciudades del mundo, sobre las cuales habrá que colocar unos cubos de colores como marcadores de infección.

El ratio de infección va aumentando conforme pasa el juego hasta llegar a un ritmo infernal. Y lo peor de todo es que este ratio ni empieza lo que se dice precisamente suave, ni tampoco es progresivo: Si tenemos mala suerte tras barajar las cartas, podemos sacar de golpe las temidas cartas de «Epidemia» que harán subir el ratio como la espuma, además de complicar otras tantas cosas.

Los jugadores deben moverse por el tablero construyendo centros de investigación para descubrir las curas que dan la victoria en el juego, para luego aplicar esas curas o contener la infección si aun no han sido descubiertas. Pueden hacerlo «a pie» siguiendo las líneas que interconectan las ciudades, al coste de un movimiento por acción. Si quieren saltar de una parte a otra del globo, solo pueden hacerlo teniendo en la mano la carta de la ciudad de origen o la de destino y descartándose de la misma. Teniendo en cuenta que las curas se emplean agrupando un cierto número de cartas del mismo color, y que los centros de investigación se construyen también descartándose de la carta con la ciudad donde lo queremos poner, sucede que podemos quedarnos sin cartas suficientes para investigar la cura.

Esto, unido a que el juego se termina cuando se acaban las cartas del mazo de ciudades o los cubos de infección, hace que la duración de la partida sea de aproximadamente 14 turnos, que repartidos entre 4 jugadores hacen que cada uno tenga apenas 3 rondas en las que hacer cosas. El resultado es que hay que mirar cada acción con lupa, planificarlo todo al milímetro y no dejar ni un solo turno de margen de error, porque apenas se puede confiar en la suerte para ganar el juego.

De cuatro partidas jugadas, solo hemos conseguido ganar una y quedarnos a las puertas de dos. En la última no ganamos por un dichoso cubo de infección que nos faltó para poder pasar el turno al siguiente jugador, que iba a crear la cura de la última mutación y así ganar. De infarto, vaya.

Pero dista mucho de resultar frustrante y en cualquier caso, tiene varios niveles de dificultad. La verdad es que para nosotros ha resultado ser un juego muy adictivo. Cuenta con una expansión llamada Pandemic On The Brink que aporta extras al juego, incluyendo la posibilidad de asumir el rol de un bioterrorista.

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