Hace ya un buen puñado de años, cuando vivía en Irlanda (estudié octavo de EGB en un colegio cerca de Dublín) me topé por primera vez con este libro, el Oriental Adventures para primera edición de AD&D. Recuerdo vívidamente el día que lo tuve en mis manos por primera vez, aunque no era mío, sino de un buen amigo que me lo prestó unos días. La verdad es que me fascinó, acostumbrado como estaba a jugar con la caja roja de D&D y la azul de la Expert. Este Oriental Adventures abrió un nuevo mundo de posibilidades en mi cabeza y desde el primer momento entró a formar parte de mi particular lista de libros imprescindibles. Y, aunque no lo crean por esto que acabo de escribir, he tardado casi 21 años en tener mi propio ejemplar. Sí, es contradictorio pero es así, entre unas cosas y otras fuí retrasando su adquisición hasta unos meses atrás. Así que, como uno es paciente y mesurado, he tardado 21 años en cerrar un círculo que comenzó allá por 1989 en un pequeño pueblo de Irlanda, Greystones. Por todo ello, el Oriental Adventures siempre tendrá un rincón especial en mi corazón, ya que forma parte de la pequeña historia de mi vida, y de un episodio vital que marcó mi carácter, como fueron aquellos años de estudio lejos de mi patria y mi familia.

En fin, batallitas aparte, vamos a echarle un vistazo al libro de marras. Recuerden que esta es la primera incursión en la cultura oriental de D&D, y fue capitaneada directamente por el propio Gygax, una vez que el sistema y concretamente la edición Advanced del juego ya estaba firmemente asentada.

La portada es una maravilla, ilustrada por Jeff Easley.

Comparamos el libro, con su inconfundible lomo color naranja propio de esta edición con el Manual del Jugador D&D 3.5.

Tabla de contenidos completa.


Capítulo dedicado a la creación de personajes.

Este suplemento, interesante como pocos, introduce un buen montón de clases nuevas, entre las cuales los ninja o samurais son los más reconocidos.

Tabla número 25 que nos muestra los números y niveles de experiencia del samurai.

Otro capítulo muy interesante era aquel que nos mostraba las nuevas armas, particulares de la ambientación oriental.


También encontramos varios capítulos dedicados a las artes marciales.

Oriental Adventures introduce al universo de D&D el mundo de Kara-Tur y Shou Long, trasuntos evidentes de Japón y China respectivamente. Más tarde, serían incorporados al mundo de los Reinos Olvidados.

Al final del libro hay algunos esquemas y mapas de localizaciones típicas orientales. Si se fijan en la tipografía y fuentes empleadas, se darán cuenta de que son las mismas que tiempo después se emplearían en Ravenloft.

En fin, una pequeña maravilla que, como hemos dicho, debe ocupar un lugar destacado en la biblioteca de cualquier coleccionista de D&D que se precie.
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