Andaba yo desfaciendo entuertos y volviendo del derecho las cosas que estaban del revés, cuando ha llegado hasta mi guarida secreta la noticia de que por fin se había dado a conocer nuestro enemigo más terrible, la cuarta edición del D&D.

Pues bien quiero anunciar que desde aquí, un grupo de aventureros errantes ofreceremos feroz resistencia ante similar monstruo y no nos dejaremos vencer tan fácilmente atrincherados, como estamos, en nuestro cómodo inmovilismo.

Se ha especulado mucho que el motivo de nuestra hostilidad hacia el cambio sea debido a la ingente cantidad de manuales, módulos y figuras aún sin destroquelar que adornan las paredes nuestra caverna. No, nada más lejos de la realidad. ¡No!. La verdadera razón, el motivo último, no es otro que la solidaridad. Si, solidaridad con nuestro sin igual powergamer Manolo. Veamos, ¿acaso a alguien se le ha ocurrido pensar en las horas y horas que nuestro munchkin particular ha dedicado al estudio de las reglas de la versión anterior? ¡Cientos!, ¿¡qué digo cientos?! ¡¡Miles!! Horas y horas encerrado en su lúgubre estancia, dedicado a la profunda erudición de manuales olvidados, buscando siempre la mejor combinación, el combo más mortífero, apurando hasta lo insaciable sus puntuaciones. Y todo ¿para qué?, ¿para que ahora saquen una nueva versión, cargada con reglas diferentes, que den al traste con tanta entrega?. No, no seremos nosotros quienes nos unamos a similar maquinaria destructiva.

Por nuestro powergamer, y por todos los powergamers del mundo, ¡no nos rendiremos nunca!.

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