En la última sesión de Fuego de Brujas, después de un desesperado y heroico combate contra el esqueleto de un gigante, el grupo logró subir al conflictivo sexto nivel. Digo conflictivo, por que es en este nivel donde se cogen la mayoría de las clases de prestigio, que bajo mi punto de vista descompensan bastante el juego. Sobre todo si son utilizadas tal y como lo hace nuestro compañero Manolo, es decir, después de hacer complicados cálculos matemáticos y sin tener nada que ver con el trasfondo de la aventura en curso, sale con que ya cumple los prerrequisitos de alguna clase de prestigio. Para hacerse una idea, la última que eligió le daban una armadura que le sumaba un +5 a la CA y 40 pg temporales, ahí es nada. Por supuesto y como ya es costumbre entre los Aventureros Errantes de la Marca del Este, perdimos la mitad de la sesión discutiendo sobre el tema. Nuestro compañero como siempre se justificó en que son reglas del libro y que hay que cumplirlas, sin tener en cuenta los trastornos que supone tener dentro del grupo personajes poderosos descompensados con el resto de compañeros.

Lo relatado anteriormente siempre ocurre cuando existe un powergamer en el grupo, del que Manolo es un espécimen de primera. Este tipo de jugadores siempre son un gran problema para el Master. En primer lugar se pierde mucho tiempo discutiendo con ellos e intentando que razonen que eso no es justo por mucho que lo digan las reglas. Y en segundo lugar, porque de alguna manera al final siempre acaban sacando más o menos lo que querían: empiezan a negociar con las características, déjame esto o déjame aquello, como si fuera un vulgar mercadillo. Con eso demuestran su forma de ver a un personaje, creo que un powergamer no es siquiera capaz de imaginar a su personaje, sólo ve un conjunto de números, dotes, habilidades, clases de prestigio, etc… y cuantas más altas mejor. Es un auténtico maestro de las matemáticas, se ha leído todos los libros e incluso toma apuntes en los que se puede ver como va sumando una dote con otra y una clase de prestigio, etc. hasta que al final la ecuación da el resultado apetecido.
Además, al menos en nuestro grupo es así, a este tipo de jugador le gusta alardear de su poder una vez obtenido y demostrarle al resto de sus compañeros que él es el mejor, momento en el que los problemas del Master empiezan a acumularse. Lógicamente el resto de jugadores se quejan, y con razón, de lo injusto de la situación y piden que el Master tome medidas.
Como colofón, decir que creo que un jugador de este tipo no tiene otra solución que hacer reglas caseras y paciencia, mucha paciencia, para el Master y para el resto de compañeros.

Nuestro compañero Salva -Fistan-, gesticula ostensiblemente mientras intenta rebatir sin éxito una nueva y alocada idea de nuestro querido powergamer particular -Manolo, sentado a la derecha del Master- durante la sesión celebrada ayer.

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