A estas alturas de la película, todo el mundo estará al tanto de la enésima batalla desatada en el seno de la comunidad de creadores y aficionados a los juegos de rol. Resumiendo un poco la cosa, para aquel que no se haya enterado, resulta que hace un par de semanas a un lumbrera se le ocurre sacar un juego, suplemento, o no sé qué diántre llamado Tournament of Rapists (Torneo de Violadores, literalmente). El caso es que el título de marras estuvo disponible en DriveThru hasta que estalló la tormenta y los responsables, una vez salieron de su estupor, y tras alguna metedura de pata, eliminaron el título. Poco tiempo después, con el cadáver del juego aún caliente, el responsable de la popular tienda online, anunciaba una nueva, y desafortunada, política de control de contenidos, con el rimbombante nombre de offensive content policy. Y aquí es donde está la madre del cordero, la abuela fumadora y el niño muerto, pues básicamente viene a decir que si en el futuro se recibieran quejas sobre un producto, la presencia de éste sería inmediatamente suspendida del portal, hasta que los responsables de la cosa revisen el mismo, con el consiguiente perjuicio para el vendedor, que dejaría de ingresar un dinero importante durante el periodo indefinido durante el cual su obra, u obras bajo sospecha, estuviera o estuvieran retenidas, siempre que resultaran, a la postre, adecuadas para con la nueva política establecida por el mandamás, el señor Wieck.
A buen entendedor… Pocas palabras bastan. A todos ustedes, lectores habituales de este blog, los tengo por personas cabales y avisadas, y se habrán percatado del peligro inherente de esta nueva política, toda vez que puede emplearse como una herramienta de abuso, un camino sencillo para ajustar cuentas con aquellos que detestamos, o lo que simplemente no nos gusta. Y en este sentido se han expresado algunos autores, muy reconocidos, como el propio James Raggi, que temía que algunas de sus obras ya en catálogo, u otras de próxima aparición, podrían ser señaladas como inadecuadas por algunos mentecatos, por su contenido violento, sus peculiares ilustraciones (recuerden la edición grindhouse de su Lamentations of the Flame Princess o Carcosa) o vaya usted a saber qué. De hecho, en el pasado ya fue motivo de controversia, pues el señor Raggi, debido a su vehemencia y franqueza, se ha ganado no pocas enemistades, que podrían, como él teme, emplear esta nueva herramienta para boicotear sus obras. Pero además, hay una cosa más inquietante en todo este asunto, y es que, como bien saben, el diablo está en los detalles. Me refiero a la indefinición que subyace en el texto de la offensive content policy, la arbitrariedad de sesgo y resolución de unos individuos que deberán acreditar futuros contenidos. Y aquí viene el quid de la cuestión: ¡la arbitrariedad de juicio de aquellos que controlan casi la totalidad de la venta online de PDFs y ediciones físicas de todos los juegos de rol, sin apenas competencia! Sí, yo no quiero entrar a valorar el estúpido Tournament of Rapist, y la idoneidad de su eliminación, me es indiferente, eso se lo dejo a los muchos «jueces» investidos de moral y autoridad preclara, muy por encima del resto de los mortales. No, yo lo que quiero hacer notar es que no es posible que una sola empresa domine el mercado de la distribución en PDF en régimen de total monopolio. Una empresa que hace bien poco subió sus comisiones un espectacular 20%, y que podría mañana hacer lo propio porque no hay otro lugar que pueda competir con ellos. Y todos callados.
Y llegados a este punto, me gustaría llamar su atención sobre algo que creo se está dejando de lado. Todo esto, todo este lío ridículo, todo el circo montado por esta idiotez del suplemento que ha desatado conmoción y espanto, y sobre todo, la reacción, primero de estupor manifiesto, y luego de blindaje moral llevado a cabo por OBS/DriveThru, nada tiene que ver con la ética profesional, sino con un subterfugio improvisado, un control de daños de andar por casa en zapatilas, que les permita mantener su situación de monopolio, para seguir ganando nuestro dinero sin competencia real. Es decir, lo mismo de siempre, lo que importa es el parné, la guita… Y a seguir. Recuerden que el camino al infierno está empedrado de buenas intenciones.
Es absurdo meterse en una política como esa. En el caso que comentas el propio autor cambia el título por presión popular y dándose cuenta del error que puede cometer… ¿Realmente hace falta reglamentar algo así? No.
Con respecto a la segunda parte del artículo, estoy completamente de acuerdo contigo, el tener una alternativa a rpgnow/drivethru estaría bien, por aquello de no tener que tragar con sus (claramente arbitrarias) normativas. Hoy en día, si te gusta comprar suplementos de determinado tipo (y no solo hablo de PDF), tienes que recurrir a ellos.
Si bien me puede parecer lógico la retirada del título de dicha tienda (aunque no afirmo nada, porque hasta hace unos minutos desconocía la polémica), todos sabemos lo que pasa con estas cosas.
Hay políticas que los gobiernos, empresas, etc, no se atreven a llevar a cabo y las tienen en la recámara. Cuando aparece el momento adecuado (las estrellas son propicias) y aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, las sacan a la palestra. Siempre hay algún tonto que les proporciona munición a los que les gusta controlar lo que consumen los demás.
Si añadimos la clara posición de dominio del mercado, el panorama no pinta nada bien.
Desde luego cuando la turba se enfurece hay que procurar pensar con claridad, y no hacer lo primero que te vienen a la cabeza.
Como leí por ahí, con colocarle una simple etiqueta de contenido para adultos ya hubiera valido, si la imagen de la portada es ofensiva, pues que usen un genérica para este tipo de títulos y fuera. Primero quitan un juego que tenga violadores en su título, luego lo harán con los que tengan las palabras muerte, asesino, asesinato, o lo que sea, es un error, un gran error.
En definitiva esto puede dar pie a multitud de sin razones, como si alguien ahora dice que Walküre hace apología del Nazismo…
Sin ir más lejos y en nuestro pais, un suplemento para un juego muy conocido que va a salir ya mismo publicado en papel, el suplemento también lo hará, ha tenido que modificar la imagen de su portada por presiones porque en ella se mostraba una bandera española franquista (por motivos de ambientación) lo cual me parece completamente absurdo, y yo personalmente no la hubiera cambiado.
¿Y si dedico un suplemento al comercio de esclavos?. ¿Lo tendre que retirar por que algunas personas se puedan sentir ofendidas. Si dedico uno a la caza y el trafico de pieles, ¿tendre que retirarlo por peticion de los amigos de los animales?, etc, etc….
Esta empresa no controla los contenido que se añaden a su catálogo? Me suena a excusa fabricada para poder hacer después lo que les rote. Mal rollo, realmente. Y como Lamentations of the Flame Princess es mi juego por defecto, espero que no le toquen los cataplines al bueno de Raggi. Que está loco, pero es un genio. 🙂
Gran lio el que se monto el fin de semana… Y lo mires como lo mires me parece un tema que hace aguas por todas partes.
Primero, el libro si estaba marcado como Contenido para Adultos. Aunque no sirvió de mucho. La editorial jugaba con fuego al ponerle ese titulo. Me pregunto que hubiera pasado si el titulo hubiera sido algo menos beligerante, pero el texto hubiera sido el mismo. ¿Se hubiera armado la que se armo? NI idea… porque creo que no se llego a ver ninguna reseña real del contenido mas que los comentarios al respecto de Wieck en su entrada.
Segundo, la que se armo en unas horas en twitter fue una barbaridad. 140 caracteres no dan para mucho, así que todo el mundo se dedica a sentenciar y a abreviar posturas… y se montan los lios que se montan. Si a eso le sumamos que todo paso en fin de semana y que la respuesta "oficial" no fue inmediata, malo… Mas o menos lo fui viendo como se desarrollaba, y aunque la indignación era lógica, la demonización de la empresa fue casi desde el principio la tónica de la conversación.
Tercero… después de 10 años en un mercado que prácticamente han creado ellos, ahora les toca instaurar un sistema de revisión de material "ofensivo". No es la primera vez que se les monta un jaleo de estos, y seguramente no sera la ultima. Asi que les toca instaurar algún sistema para cubrirse las espaldas. Ver lo de la demonización en el párrafo anterior.
Cuarto, hay alternativas a dtrpg. Son los mas grandes, y los que tienen mas mercado, pero también son de los primeros, sino los pioneros en el campo. Existen otras tiendas online, como Indie Press Revolution (que si tiene proceso de supervision del material), paizo creo que también tiene un store con material de otras editoriales… Y siempre puedes tirar de tu propia web… De momento dtrpg son los que llevan ventaja… por catalogo, por condiciones, por antigüedad… Pero también tienen que competir con gente como amazon…
Pero bueno, estas cosas son cíclicas… En algún momento llegara alguien con una propuesta parecida pero con algo nuevo que lo diferenciara de dtrpg y le quitara mercado…
Y de cualquier modo la conclusión final es que aquí perdemos todos. Me da la sensación de que en general nos estamos radicalizando. Los americanos, nosotros… Mirad todo el jaleo con los Sad Puppies en los Hugo… O todo lo ocurrido con el Gamergate. Esto ha sido a una escala muchísimo menor, pero creo que es un reflejo de la misma situación…
Internet es una maravilla, pero las piras arden rápido.
Criminalizar por adelantado una obra que tú mismo distribuyes no me parece la mejor política de empresa. En fin, ellos sabrán lo que hacen.