Ayer mismo podíamos leer la noticia de la fusión entre ConBarba y Nosolorol, en las respectivas páginas de cada una de estas editoras. En fin, como pueden imaginar, en una «industria» tan pequeña como esta en la que nos movemos, no deja de ser un movimiento con repercusión, de ahí que sea importante dar cuenta de la misma, e informar en lo posible, e incluso valorarla a nivel personal, desde la independencia que nos caracteriza, en esta casa.
En fin, no sé ustedes, aparte de las reacciones que he podido constatar en las redes sociales, la mayor parte de ellas positivas, pero a mí no termina de gustarme, o al menos la recibo con cierta suspicacia. De una forma u otra, perdemos un actor editorial en el mundillo, asimilado por otro. Un actor, dicho sea de paso, con un bagaje de excelente trabajo a sus espaldas y una marcada personalidad. Puedo llegar a entender las razones que han podido desencadenar esta situación, las entiendo muy bien, de hecho, pero como consumidor, creo que no es del todo positivo. Valoro un mercado más abierto, plural, con mayor participación y actores, aportando diferentes puntos de vista.
Ayer perdimos una de esas perspectivas diversas, asimilada dentro de otro proyecto editorial, ya como una mera línea, en un plan unitario, con todo lo que conlleva, con un único jefe y responsable final.
En fin, simplemente expreso mi opinión con sinceridad. Lo más seguro es que esté equivocado y todo resulte beneficioso, no ya para las editoras, sino para nosotros como consumidores. Todo el que me conozca, sabe que deseo lo mejor a ambos proyectos, y seguiremos apoyándolos en la medida de nuestras posibilidades.
¡Muchas suerte en el futuro!
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