No falla, cuando los zagales se aburren y comienzan a dar el follón en casa, no hay como sacar los kits de resina de DungeonSpain y las latas de miniaturas de D&D -y otras diversas de juegos varios- para que monten sus propios  dungeons laberínticos y los pueblen con las más extrañas criaturas, todo ello sobre un paño de fieltro verde muy apañado. El problema es que luego me toca recoger todo el embolado a un servidor, pero merece la pena ver a los críos debatiendo entre ellos sobre cuál es el mejor diseño y dónde colocar cada monstruo (aunque también acaben por superpoblar en complejo, que de tantos esqueletos ya no caben otros monstruos). Por supuesto, siempre tengo mi cámara a mano para inmortalizar el dungeon de la tarde, que nunca es igual, como podrán imaginar. Ah, y también el cabreo de la madre, cuyas propuestas peregrinas de entretenimiento vespertino nunca pueden rivalizar con los monstruos y juguetes molones de papa. ¡Chúpate esa, igualdad de sexos!
En fin, cosas de ser un padre pelín, ¿cómo decís vosotros? Friki. Pues de eso.

Sí, sí, son del HeroQuest también.

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