Tenía previsto colgar en el blog otra cosa, relativa a nuestras jornadas, pero hoy, a eso del mediodía, todo cambió dramáticamente, al menos para mí. Lo he perdido todo, mi lugar de trabajo, una empresa familar con más de tres generaciones a sus espaldas ha resultado devastada por las fuertes lluvias e inundaciones registradas en Lorca… esta ciudad maldita que no levanta cabeza. Después de superar sendos terremotos mortales y salir adelante con mucho esfuerzo y sacrificio, ésta es la puntilla para mí. Ya no puedo más, estoy agotado, frustrado, desesperanzado, rendido y acabado… no me quedan fuerzas para continuar, ni veo futuro. Estoy desolado y quiero compartirlo con vosotros, que os tengo como amigos, todos los lectores y aficionados que habéis seguido a nuestro lado todos estos años. Testigos sois de la ilusión y empeño que hemos puesto en sacrificar parte de nuestro tiempo, incluso familiar, para sacar adelante este sueño. Pero la vida, dramáticamente, nos pone en su sitio, de manera implacable y cruel.
Todo yace hecho añicos, anegado, destrozado. Nuestra fábrica, la de mis abuelos, que tanto nos costó echar hacia delante, trabajando horas y horas. La mala suerte, terrible, es doble para el caso, pues guardábamos en un almacen en la fábrica buena parte del stock de Tesoros. No nos queda nada, así que, con todo el dolor de mi corazón… deja hoy de funcionar para siempre. Con estos libros, minucias en un mar de desolación, se va una parte de mi vida, de mis ilusiones y anhelos. No puedo luchar contra tan poderosos enemigos y hoy, destruido, me rindo. Intentaré arreglar los compromisos contraidos, sobre todo con mi buen amigo Zonk. No tengo palabras.
Lucharé por recuperar mi sustento, mi trabajo y el de las familias que dependen de nosotros. No me queda otra. Ahora no sé si tendré tiempo para proseguir con todo lo demás. Lo veré según avance estos días que se adivinan amargos.

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