Con nuestra colección de la revista Dragón en casa, en su versión española editada por Zinco, gracias a nuestros gran amigo benefactor, estoy disfrutando de lo lindo, releyendo buena parte de ellas. En su día, ya hace mucho… mucho tiempo, pude leerlas, pero nunca las guardé, y con el tiempo desaparecieron aquí y allá. Así, es una suerte que nuestro compañero se decidiera a incluirlas en su colección que, como ya les dije, decidió mandarla a la Marca como un presente maravilloso.

Como les decía, estoy releyendo muchas de ellas, con especial atención a las editoriales del señor Luis Vigil y los artículos que ponían el broche a cada número, en sus últimas páginas, con el título de La Última Tirada, firmada magistralmente por el señor Francisco José Campos. Y digo que leo con atención estas dos secciones específicas pues el contenido de ellas nos ofrece una crónica muy interesante de lo que fueron aquellos años claves en la historia de los juegos de rol en España, antes y después del batacazo en las ventas, la crisis de los juegos de rol, el infausto caso del crimen del rol, la llegada de Magic, los continuos cambios de periodicidad de la misma revista, el cierre de algunas editoras rivales y la organización y celebración de las GenCon hispanas, que marcaron un hito muy importante y a veces hoy olvidado en la historia de este hobby. Por todo ello, creo que merece la pena abrir una serie de posts comentando algunas de estas editoriales y artículos, muy interesantes como he dicho.

Hoy hablaremos del número seis, editado en noviembre de 1993… que ya ha llovido desde entonces. De este número, lo verdaderamente interesante es el artículo de José Campos en La Última Tirada, donde hablaba sobre la naciente pujanza del hobby y la cantidad de nuevas empresas que estaban surgiendo al socaire de esta bonanza de los juegos de rol. Por aquella época, acaba de llegar a España con estruendo Games Workshop, fagocitando las empresas nacionales Diseños Orbitales y Jocs and Games. Debido a este movimiento, según comentaba el señor Vigil en su editorial, que abría este mismo número, Traveller, Shadowrun y Battletech quedaban huérfanos, pero el mismo editorialista ya adelantaba que las negociaciones entre Zinco y FASA estaban avanzadas cara a recuperar las licencias de Shadowrun y Battletech, que sería, tiempo después, editadas efectivamente por Zinco. Todo parecía ir viento en popa, y la editora adquiría nuevas licencias, para regocijo del editorialista, que a su vez era director de la Dragón. Su redactor jefe, José Campos, abundaba en este discurso triunfal, pero permitiéndose deslizar algunas recomendaciones, consejos, a las editoras rivales, con bastante elegancia, dicho sea de paso. José Campos decía así, extractando algunos pasajes de su artículo:


Con semejante oferta, y unos niveles de calidad que suben día a día, os veréis obligados a ser muy críticos y muy exigentes a la hora de seleccionar en lo que vaís a gasta vuestro peculio. Al menos eso es lo que espero que hagáis. Os hablo como amigo y jugador, no como profesional: tanto me da que os quedéis con nosotros o con los demás, mientras estéis satisfechos y el rol salga triunfante en su andadura. Pero debéis aprender a elegir: habrá que valorar la presentación tanto como el contenido, la durabilidad del producto, la accesibilidad, su rentabilidad en términos de juego, su pervivencia y continuidad. (…) Infórmate, pregunta, compara, deduce: espabílate, en una palabra. En cuanto a nosotros, estamos en esto por la pasta y por la afición, y te daremos lo mejor que podamos ofrecerte en la mayor parte de los casos…

Luego, José Campos se pone algo más lúgubre, deslizando palabras de advertencia que a la postre resultarían proféticas, como veremos en otros posts próximos:

Y habrá que estar alerta. Hace unos años en Francia ocurrió algo muy similar a lo que está pasando en España. La oferta rolera de todo tipo (tanto amateur como profesional) se disparó como un cohete, para descender al cabo de un par de años hasta una situación mucho más real y dolorosa. Sólo los fuertes, los que apostaron por un valor seguro, permanecieron: los demás fueron engullidos por la abulía y las ventas escasas. (…)

Desde este pedestal de papel que es La Última Tirada, me gustaría pedir a nuestros competidores, y sin embargo amigos, a los profesionales de todo el ramo, un trabajo serio y responsable, y muchas ganas de comerse el mercado…

En fin, muchas cosas se podrían comentar aquí, la verdad, con la facilidad que da ver las cosas a toro pasado, todo sea dicho. Sorprende un poco el giro paternal de Campos, tratando al aficionado como si éste fuera un poco despistado, por no decir algo más fuerte. La mayoría de los jugadores en aquellos años, y de esto puedo dar testimonio directo, cuidábamos mucho donde invertir nuestro dinero, de por sí escaso. No éramos tontos, ni mucho menos… y no teníamos que espabilarnos, ya lo estábamos… y mucho. Pero en fin… el señor Campos lo dice de buena fe, y se nota en sus escritos, así que este reproche no debería ir más allá de lo anecdótico.

Pero la parte más singular, interesante, del artículo es cuando Campos lanza su advertencia profética, que, tiempo después, se tornaría en la cruda realidad. Franciso José Campos da muestra de su sentido común y se barrunta ya lo peor… en 1993. Pero, el batacazo aún tardaría mucho en llegar. Por ese tiempo, el señor Garfield ya estaría diseñando su juego, ya saben… un juego de cartas, o al menos habría soñado con él. Algún otro personajillo, quizás, empezaría por estas fechas a escribir un juego de rol llamado… Razas.

Por cierto, no sé qué ha sido del señor Campos, pero sería interesante contactar con él para una entrevista. Así que, si alguien sabe de él… o quizás lee este pequeño rincón de la Red, puede que podamos contactar.

Share This