El extracto de buey o vaca Bovril es conocido en todo el mundo, muy popular especialmente en Gran Bretaña, producto estrella de una compañía fundada en 1889, nada menos, con unos cuantos años a sus espaldas, que ha atravesado vicisitudes históricas, incluyendo dos Guerras Mundiales (tengo periodicos de época de la Segunda Guerra Mundial en facsímil que muestran anuncios de este producto culinario tan particular y reconocible). Pero lo que poca gente sabe, y es un dato que considero interesante, es que el nombre del producto tiene una inspiración fantástica nada desdeñable. En realidad, el nombre se forma con la unión de la palabra acortada latina bovis, que significa vaca, buey o toro, y vril, una palabro inspirado en la novela de 1870 The Coming Race, escrita por Bulwer Lytton, en donde la trama gira en torno a un poderoso elixir llamado Vril que otorga poderes maravillosos a todo aquel que lo consume. Esta novela, precursora de la ciencia ficción, es digna de estudio y serviría para otro post alusivo interesante.
Pues ya ven que, por tanto, este extracto culinario de vaca tiene una génesis peculiar e interesante, relacionada en cierta manera con nuestra común afición por el género fantástico.

Y en esto que se me ocurrió, dada la hermosa factura del bote que contiene Bovril -amén de su dureza, color, tapadera de rosca práctica- limpiar el mismo después de haber agotado el contenido y usarlo como recipiente de dados. Y la verdad es que el papel le va al pelo.

Aquí tienen unas fotos del mismo:

En primer lugar, un bote en estado original, sin empezar, de Bovril. En cuanto lo termine, lo limpiaré también y lo usaré como recipiente para dados. El bote es estéticamente soberbio. Y de una resistencia a prueba de bombas.

Este bote ya está limpio y listo para su nuevo uso.

El grosor del vidrio es muy apreciable en esta foto.

Posee una superficie plana en sus laterales para sostenerlo en esta posición si fuera el caso.

Metemos 7 dados, un juego completo.

Caben de sobra, y el bote podría acoger muchos más dados… ¿cuántos más? Vamos a comprobarlo.

El color oscuro del vidrio, no obstante, nos deja ver el interior.

LLenamos a rebosar el recipiente.

En total caben 16 dados tamaño normal, que no está mal.

Bueno, espero que les haya gustado esta tonta sugerencia mía. Aparte de todo esto que les cuento, el producto es muy aconsejable en la cocina, y es un condimento excepcional para sus guisos, sopas y demás. Suena a publicidad, ¿verdad? Pues sí, lo es en este caso, pues no me duelen prendas en aconsejar un producto de calidad como este. Además, el segundo uso que le damos al bote, le da un valor añadido que no está mal. ¡Compra Bovril!.

Por cierto, podríamos llevar a cabo, entre todos los que dispongáis de perfil en redes sociales, blogs, páginas u otros medios, una especie de invasión viral de la Red, donde aparezca una foto de un tarro de este condimento alimentario. Es un experimento.

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