Sí, aunque parezca de Perogrullo, jugar a rol en mesa es una de las experiencias más gratificantes que este hobby puede darnos, aparte del diseño de campañas y aventuras, que es otra de esas facetas que a mí particularmente me encanta. Y digo esto porque, como ya saben, en un mundo que se ha vuelto tan pequeño, gracias a la tecnología, y rápido y alocado a la par, hay mucha gente que no encuentra el tiempo necesario para dedicarle unas horas a juntarse con los amigos y participar en una sesión. Ante este problema, muchos satisfacen su necesidad de jugar recurriendo a partidas por Internet que, aunque son tan bien interesantes, en nuestra opinión no son ni remotamente tan divertidas como reunirse en torno a una mesa con los amigos, unos cuantos refrescos, piscolabis varios y mucho tiempo por delante para explorar un recóndito y misterioso dungeon.

Sí, efectivamente, el rol es una actividad eminentemente social, que requiere el concurso de varias personas que desarrollan una historia de manera colectiva. Obviamente, esta tarea se lleva cabo idealmente cuando la comunicación entre los participantes es directa, cara a cara, pues no sólo en este proceso comunicativo es necesario el diálogo, sino que intervienen también de manera fundamental el lenguaje gestual y corporal. Por tanto, Internet, aunque una herramienta poderosa, aún hoy no puede, por tanto, sustituir la presencia física inmediata de los individuos, y la espontaneidad de los mismos cuando se relacionan de manera frontal, cara a cara.

Ahora bien, formar una mesa de juego no es cosa fácil, y mucho menos mantenerla. Es cuestión fundamentalmente del director de juego crear las condiciones necesarias para formar un grupo estable. Idealmente, un director con ganas de establecer una mesa de juego buscará primero voluntarios entre sus amigos o familiares cercanos para, más adelante, si no cubre el cupo ideal de participantes, buscarlos en asociaciones, clubes locales, centros de la juventud, institutos o la universidad. Hay muchos lugares donde acudir a buscar jugadores que quieran incorporarse a una mesa. Claro que siempre podemos enseñar a nuevos candidatos, practicar el proselitismo es algo necesario para fomentar la afición, siempre. Sé que esto es fácil decirlo pero no hacerlo, aunque el que algo quiere algo le cuesta.
Una vez formada la mesa, hay que seguir unas pautas para que se asiente en el tiempo y cuaje. Lo fundamental es crear un buen ambiente, basado en la cortesía y los buenos modales. A la sazón, es prioritario eliminar a jugadores que no muestren el mínimo respeto por los compañeros, o se muestren desagradables o demasiado competitivos. A la larga, aunque pueda resultar una decisión comprometida, todos lo agradecerán. Es tarea también del DM velar por el buen curso de la campaña, columna vertebral de la actividad, por ello, siempre debería tener bien preparada la sesión. Organizar adecuadamente la mesa de juego también es importante, así como la cortesía para el anfitrión, ayudando en lo posible en la organización y la recogida de la mesa al concluir la reunión. Si la partida se celebrase en un lugar público, tal como una cafetería o similar, hay que procurar guardar las formas y desarrollar el juego de manera normal y comedida, no en vano, para estas ocasiones, uno se convierte en embajador de la actividad que desempeña, y no viene mal mostrar públicamente lo satisfactoria que puede llegar a ser y cuán normal es su desarrollo. En fin, poco más podemos añadir, salvo resaltar lo que dijimos al inicio, y es que el respeto entre los miembros, la cordialidad, lo es todo. Siempre puede haber roces puntuales o peleas, y lo sé mejor que nadie, pues soy el primero en perder los nervios o alzar la voz, pero a la postre sé pedir perdón y perdonar, así como todos los miembros de la Marca. No en balde llevamos casi 20 años jugando juntos y lo que nos queda…

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