A priori, lo que más me llama la atención del último número de la revista Knockspell, editada por Black Blade Publishing en su tercer número y antes creada por Mythmere Games, son sus impactantes y evocadoras portadas (la de este número tres la firma Peter Mullen), con ese toque clásico tan evidente y revestidas, además, de un halo siniestro y melancólico bastante acendrado, cualidad esta que caracteriza todo el asunto y predispone al lector. Y es que todo lo que encontraremos en el interior sigue en esa misma línea, empezando por el artículo del Anti-Paladin o la Ciudad de los Buitres (City of Vultures), ambos con títulos llamativos que nos dejan entrever algo de esa pátina malévola que lo tiñe todo y que tan genialmente acude a nosotros tras vislumbrar la portada y algunas ilustraciones del interior.

Esto me lleva a pensar en cómo, en cierta medida, los módulos han cambiado sútilmente a lo largo de los años, tras sucesivas ediciones. En las primeras aventuras, todo era presentado de manera muy sencilla, casi elemental: los malos eran muy malos y los buenos era muy buenos. La estructura en sí de las mismas, por razones obvias, todavía era muy rudimentaria basándose casi indefectiblemente en un localización fija, generalmente subterránea, habitada por criaturas malévolas, muy malévolas, que guardan toneladas de oro, plata y objetos maravillosos ocultos en habitaciones secretas protegidas por trampas. Pero no sólo eran primarios los objetivos de estas criaturas que aguardaban agazapadas en la oscuridad del dungeon, sino también las motivaciones de los aventureros que las deseeaban. Esta crudeza, simplista en esencia, ha procurado algunas de las aventuras más memorables de la historia del hobby, como Dark Tower (Judgues Guild) o la Tumba de los Horrores (TSR), entre otras más modernas, como Crypt of the Devil Lich (Goodman Games).
En estas tres joyas del hobby, los personajes son extremos, malos hasta la médula, sin dobleces, y los aventureros deben perdurar entre peligros inciertos, maldiciones terribles y trampas letales sin otro ámparo que su propia bonhomía, carácter heroico y una templaza que sólo el bien puede inocular en el corazón de los héroes. Pero esta dicotomía no es el único elemento importante en este conjunto, sino que también es capital dotar al escenario de esa pátina de desamparo y melancolía de la que hablábamos al principio y que la portada de Knockspell de Peter Mullen ha sabido captar de forma, creo, magistral. Al igual que en la portada, la tumba de Chalycia en Crypt of the Devil Lich es verdaderamente tétrica, así como la cripta de Acererak, ya no digamos Dark Tower. En ellas domina la atrabilis característica de lugares preñados con malevolencia; una maldad que emana de la personalidad oscura que las habita. Su carácter atrabiliario, que decía, violento, se combina con una dosis necesaria de ruina y abandono, condición que otorga ese halo de melancolía tan necesario para tocar el ánimo de los jugadores y crear una atmósfera opresiva. Es decir, decadencia, pura decadencia, una circunstancia que funciona mejor cuando el villano entre bambalinas es un muerto viviente, pues su esencia no es otra que marchitarse por siempre, en decadencia perpetua… sin final. Si lo pensamos bien, la cripta de un ser marchito, malévolo, que odia la vida, no puede ser más que un rincón depravado, oscuro, de una tristeza espesa y vaga a la par, profundo, sosegado, gélido, permanente, que supura bilis… negra, atrabilis.

En fin, sin más disgresiones, estas aventuras que he citado pueden apuntarlas como algunas de las mejores publicadas, aunque para diversas ediciones del juego. A lo largo de las próximas semanas iremos escribiendo artículos como este donde hablaremos de las aventuras que más nos han gustado. Esta era una vieja petición de muchos lectores, a la que hemos decidido dar carta de naturaleza de esta manera.

NOTA: Este rincón de la Red, La Marca, se ha hecho con el tiempo y gracias a sus lectores un lugar grande y reseñado lo que ha venido a captar la atención de aquellos golfos que se dedican a inundar con spam los servidores. Para evitar esto y mantener la Marca limpia, por el momento, no se podrán colgar comentarios anónimos. Gracias.

NOTA II: Son también muchos los comentarios recibidos sobre la colección de la Marca y la posibilidad de mostrar algunas fotos de la misma. Bien, estas últimas semana hemos estado haciendo algunas obras en casa con las consecuentes molestias. Al fin, estamos concluyendo nuestra nueva cámara secreta de la Marca, donde atesoraremos algunos de nuestros más preciados tesoros. Hemos retornado al lugar original, aquella habitación que los más veteranos lectores rememoraran fácilmente, atestada de muñecos, juegos y demás. Muy pronto tendrá fotos del nuevo santuario desde el que, si Orcus quiere, volveremos a rodar reseñas en video. No se lo pierdan.

Share This